A veces pensamos en los problemas psicológicos como entidades inamovibles que se adueñan de nuestra personalidad, pero lo cierto es que un problema psicológico no es mas que una reacción aprendida, algo que una persona aprende a hacer en una determinada situación.
Todas las personas vivimos situaciones complicadas y que a veces incluso llegan a desbordarnos.
Bajo estas situaciones desarrollamos modos de pensar y actuar que no son más que lo que llamamos problemas psicológicos.
Así pues, una persona que ha aprendido estos modos de conducta no esta enferma ni es débil, sólo ha aprendido una serie de reacciones como una forma de sobrellevar momentos complicados.
A veces este aprendizaje no es tan rápido, si no que a lo largo de nuestra vida aprendemos estas reacciones que nos hacen daño.
Sea el aprendizaje de estas reacciones emocionales rápido o lento, lo que es cierto es que todo lo que se aprende se puede desaprender, y esto es precisamente lo que hace la terapia.
Sesión a sesión se van enseñando habilidades y estrategias a las personas con problemas psicológicos, que les llevan a crear una nueva reacción emocional y eliminar la anterior, aquella que ocasionaba el malestar.
De esta forma se modifican pensamientos, conductas y emociones que nos hacen daño, y se cambian por otros pensamientos, conductas y emociones alternativas que nos llevan a un mayor nivel de satisfacción.
De acuerdo con esto la terapia no tiene nada de místico, si no más bien de educativo, de instrucción y aprendizaje hacia una vida mejor.
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