Todos hemos oído hablar en alguna ocasión acerca de la autoestima ¿Qué es? ¿Cómo se desarrolla? ¿En que nos afecta? ¿Cómo podemos mejorarla? Incluso nos hemos clasificado a nosotros mismos y a los demás de acuerdo a esta: autoestima alta o autoestima baja. Pero, ¿qué es realmente la autoestima?Aunque el concepto de autoestima varía en función del paradigma psicológico desde el cual lo abordemos (psicoanálisis, cognitivo-conductual, psicología humanista…) podemos considerar la autoestima como el aprecio, valoración y consideración que nos otorgamos a nosotros mismos. Esta valoración general de nuestra persona se expresa en multitud de situaciones a las que nos enfrentamos en la vida, ya sea en forma de pensamientos, emociones, conductas o actitudes. De esta forma afecta  a nuestra manera de estar en el mundo y de relacionarnos con los demás.

La autoestima varía a lo largo de la vida, es decir, tenemos fluctuaciones en cuanto al grado de autoestima que poseemos. Seguramente cualquier persona es capaz de identificar momentos y situaciones en las cuales no se sentía del todo cómodo consigo mismo, al igual que puede recordar otras etapas mucho más positivas en las que el sentimiento de aprecio y valoración personal era más alto.

Además de estos cambios temporales, también es cierto que existen diferencias en cuanto al grado de autoestima que tienen las personas entre sí. Esto es debido a que cada individuo es único y ha tenido unas experiencias vitales que lo hacen ser quien es. Cada persona ha tenido diferentes aprendizajes, diferentes situaciones vividas y diferentes contextos. Es por ello que algunas personas han desarrollado una alta autoestima y otras personas por el contrario han desarrollado una baja autoestima. Pero ¿Cómo se caracterizan estos dos tipos de autoestima?

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  • La autoestima alta permite alcanzar objetivos realistas en la vida y enfrentarse a situaciones con confianza. La persona se valora, se reconoce capaz de conseguir logros, confía en sí misma y trabaja para obtener lo que se propone, ya que lo ve factible. Por el contrario la persona con baja autoestima se enfrenta a la vida con desconfianza, duda de sí misma y muchas veces ni siquiera intenta llegar a su objetivo porque lo cataloga como imposible. Suele boicotear sus metas, por lo que le resulta difícil la autorrealización. Por ejemplo, una persona con alta autoestima que desea obtener un ascenso en el trabajo, al valorarse positivamente y verse capaz, trabajará duro para obtener lo que quiere y, si las circunstancias le son propicias, podrá obtener ese nuevo puesto. Sin embargo ante la misma situación la persona que tiene una baja autoestima podría pensar que ese puesto es más indicado para otro compañero, que él mismo no tiene las habilidades necesarias y por lo tanto no se esforzará en conseguir su objetivo, aunque realmente lo desee.
  • La alta autoestima permite que la persona que la desarrolla se respete a sí misma, se trate de la mejor forma posible, que busque su bienestar y promueva su cuidado, por ejemplo alimentándose de manera correcta, durmiendo lo necesario y cuidando su salud. Estas personas suelen tener relaciones sociales que los hacen sentir bien, se rodean de gente que les cuida, respeta y trata con educación y buenas intenciones. Sin embargo las personas con baja autoestima es posible que descuiden el autocuidado, que no presten demasiada atención a sus necesidades personales o acaben por dejarse. Es frecuente que no duerman lo necesario, se salten comidas, no presten atención a su imagen personal, etc. En cuanto a sus relaciones sociales pueden rodearse de personas que las desatienden, faltan el respeto, manipulan o intentan aprovecharse de ellas.

 

  • Las personas con alta autoestima reconocen sus propias habilidades y cualidades, se dan valor como personas, al mismo tiempo que reconocen sus debilidades e intentan superarlas. Sin embargo las personas con una peor autoestima se critican constantemente, se restan valor, exageran sus fallos y minimizan sus capacidades. A pesar de ser muy críticos con ellos mismos tienen una hipersensibilidad a las críticas, sintiéndose muy afectados y dando por cierto cualquier comentario malintencionado que puede no tener ninguna base real.

 

  • Un atributo que caracteriza a las personas con alta autoestima es la autenticidad. Se comportan de acuerdo a lo que desean, expresan sus opiniones sin miedo al rechazo, no intentan disfrazar quienes son. Al contrario ocurre con las personas con baja autoestima, que intentan complacer a los demás aunque eso implique ir en contra de sus propios deseos. Les cuesta decir no, expresar sus sentimientos o dar una opinión personal si no están seguros de que su interlocutor piensa lo mismo.

 

  • Cuando hay que tomar una decisión las personas con alta autoestima son resolutivas. Analizan las opciones, se plantean pros y contras y finalmente deciden lo que consideran más adecuado. No es así para las personas con baja autoestima, que suelen ser indecisas y tienen miedo a la equivocación. Al no confiar en ellos mismos dudan de su capacidad para tomar decisiones, es por esto que pueden pasar mucho tiempo pensando acerca de algo y finalmente no decidirse por nada.

 

Así pues la autoestima nos afecta en todas las áreas de nuestra vida (afectiva, profesional, social…) permitiendo nuestra felicidad y disfrute dela vida. Sin embargo no hay que desilusionarnos si no tenemos una buena autoestima ya que es una habilidad entrenable; esto quiere decir que es posible, mediante un tratamiento psicológico, aumentarla y estar así preparados para afrontar los problemas con confianza, alcanzar nuestras metas y sentirnos seguros.

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